Disertante, Co-fundadora de Pontes de Amor Brasil, embajadora de WWO para América Latina, Directora de relaciones de la Asociación Nacional de Adopción, terapeuta familiar y especialista en atención informada sobre trauma.
Daniel y Rosi McDonald
Pastores de Iglesia de Dios Encarnación y Miembros del consejo directivo de PPF
Damaris Barrios
Disertante: Psicóloga, Coordinadora del eje Activar, PPF
Kathy & Lyall Hallick
Entrenadores internacionales, Global Capacity Building Network y Lam International
Valeria Cáceres
Disertante, Directora del Hogar Unidos por Cristo
Equipo Técnico Dulce Semillita
Panelistas
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ADN del movimiento
● Porque DIOS nos ha adoptado y es Padre de los huérfanos, Él está en el centro del
movimiento Paraguay Protege Familias.
● El enfoque está en el NIÑO/A y ADOLESCENTE, quien tiene un valor inherente y el
derecho a alcanzar su propósito dado por Dios.
● Esto no se puede lograr sin el desarrollo de la FAMILIA, el mejor entorno para que un
niño/a y adolescente se desarrolle y prospere.
● La IGLESIA tiene la capacidad y está encargada de liderar el esfuerzo de fortalecer a
las familias, reducir la vulnerabilidad y acabar con la orfandad.
● Es a través de un MOVIMIENTO con amplia colaboración en esferas claves (como del
gobierno, la educación, las artes y el entretenimiento, las empresas, la familia, la religión
y los medios de comunicación) que conducirá a la transformación de las comunidades y
sociedades de nuestra nación.
Nuestra Declaración de Fe
● Creemos que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios.
● Creemos que hay un solo Dios trino: el Padre, su hijo Jesucristo y el
Espíritu Santo.
● Creemos en la deidad y la humanidad de Jesucristo.
● Creemos que Dios desea una relación con toda la humanidad; que
todos necesitan la reconciliación que proviene de la muerte y resurrección
de Cristo, accesible a todos los que ponen fe y confianza en él.
● Creemos en la unidad espiritual de los creyentes en nuestro Señor
Jesucristo, en medio de la diversidad.
Nuestros Fundamentos
Creemos que toda vida humana es creada en la imagen de Dios, sagrada desde la
concepción hasta su fin natural, y que debemos ocuparnos por las necesidades físicas,
emocionales y espirituales de todas las personas, especialmente las más vulnerables.
Creemos que, desde el plan de Dios para la familia y la humanidad, el matrimonio entre
hombre y mujer es el cimiento de la vida familiar; el diseño de Dios para este es una relación
en la que tanto el esposo como la esposa están comprometidos a amar y cuidarse unos a
otros durante toda la vida.
Creemos que los niños, niñas y adolescentes tienen un valor inherente y el derecho
incondicional a su desarrollo pleno e integral, y han sido puestos por Jesús como nuestro
modelo del Reino de Dios (Mat.19:14). Son un regalo de Dios confiado a la responsabilidad de
los padres y la familia, con apoyo de la sociedad, y prosperan mejor en un hogar donde
tanto la madre como el padre están comprometidos a criarlos con amor, formación
intencional y cuidado integral.
Creemos que la crianza saludable es la tarea a cargo de los padres o responsables del
cuidado de niños para guiar, educar y disciplinar a sus hijos integralmente. Esta se basa en
los preceptos bíblicos y diseño de Dios para la familia y la humanidad, así como en aquellas
evidencias que muestran tener mayor impacto positivo en el bienestar integral de los niños,
adolescentes y adultos en el entorno familiar.
Creemos que la Iglesia, baluarte de la verdad, está llamada a hacer ver el amor de Dios que
predica, en especial a aquellas que han sido vulneradas de alguna manera. Los cristianos
tienen la responsabilidad de promover la verdad y las prácticas sociales que mejoren la
fuerza y la salud de la familia, como Dios la diseñó.
Creemos que el Corazón de Dios se quiebra por niños que viven como “huérfanos”,
incluidos aquellos que están siendo abusados o descuidados en sus hogares, aquellos que
son separados de sus familias y alojados en instituciones de abrigo, y aquellos quienes por
abuso y/o negligencia fueron expulsados de sus hogares y/o o expuestos en las calles.
Reconocemos que el mandato bíblico a la Iglesia (Santiago 1:27) incluye:
• cada niño que es un "huérfano social", es decir que tiene padres vivos que no pueden cuidarle,
como la mayoría de los que viven en entidades de abrigo;
• cada niño considerado un huérfano legal, ya que uno o ambos padres han muerto;
• cada niño con un "espíritu de orfandad”, como los que sufren de desesperanza y soledad, que
es común para aquellos que han experimentado abuso sexual, física o psicológico,
intimidación o explotación (en cualquiera de sus formas).
En respuesta a la "crisis de orfandad" en nuestra nación, creemos que la Iglesia está en una
posición ideal para apoyar a las familias y los niños cuando la preservación o reintegración
familiar son posibles, para encontrar familias que puedan acoger o adoptar, y proporcionar
una comunidad de apoyo alrededor de quienes lo hacen. Nuestro objetivo es que la
preservación y reintegración familiar, el acogimiento, la adopción y el mentoreo de jóvenes
sean una parte importante de la vida y el ministerio de nuestra iglesia al crear conciencia y
equipar a la Iglesia para que se convierta en una comunidad acogedora para todos.
Nuestros Valores
BASE CRISTIANA
Tenemos por fundamento la fe cristiana y buscamos liderar con estándares que sean consistentes con las
Escrituras. Lo que nos impulsa a accionar es el evangelio de Cristo y el deseo de imitarlo. Cada persona que ha
puesto su fe en Dios para la salvación ha sido llamado también a vivir una vida que refleje la realidad del cambio
ocurrido en su interior. Dios es amor. Él es justo. Vivimos en un mundo corrompido por el pecado. Tenemos la
obligación y el privilegio de amar y buscar la justicia en medio de este mundo corrompido. Si bien la Iglesia como
institución está dirigida imperfectamente por humanos, también reconocemos que nuestra fe no está en los
sistemas de la humanidad, sino en el señorío de Cristo y nuestra necesidad de Dios. Nuestro enfoque principal es
las iglesias, no para ser exclusivos, sino para alentar que las comunidades de fe sean activas y acogedoras en sus
entornos, con conexiones y apoyos prácticos.
CENTRALIDAD DE LA FAMILIA
Reconocemos que la familia es la base de la sociedad. Creemos que la familia fue diseñada por Dios para reflejar su
amor para su Iglesia, y aunque ninguna familia pueda hacerlo perfectamente, reconocemos que es su propósito
principal. Dios estableció que el hombre y la mujer se unirán en matrimonio donde se amarán, se servirán y se
someterán poniendo siempre las necesidades del otro por encima de las suyas para que los hijos, creciendo en una
casa donde reina el amor, el perdón y el respeto mutuo puedan comprender más fácilmente la realidad espiritual
del amor de Dios. La pertenencia a una familia conecta la persona a la sociedad desde que nace, y le brinda un
fundamento para su desarrollo integral a lo largo de su vida. La Sociedad y el Estado son responsables de garantizar
que todas las familias reciben apoyo en su rol de crianza y protección integral de todos sus miembros, en particular
de los niños, desde su concepción. Toda familia, tanto la nuclear como también la extendida, requiere este apoyo
en vista a su responsabilidad con los niños bajo su cuidado.
ACCIÓN COLABORATIVA
Como movimiento, estamos decididos a construir colaboración a gran escala en todas las esferas de influencia con
líderes de confianza, desarrollando alianzas colaborativas fuera de nuestro equipo impulsor. Involucrando a
personas de influencia en múltiples sectores no solo da impulso a este movimiento, sino que ayuda a garantizar un
cambio duradero. Los niños y las familias necesitan un sistema completo de apoyo, algo que un sector aislado no
puede hacer solo. Además de la comunidad cristiana, consideramos que los diferentes sectores pueden ser
efectivos para ayudar a abordar las causas fundamentales de la vulnerabilidad de los niños y las familias, como el
gobierno, la academia, las emppresas, los medios de comunicación e incluso el apoyo internacional, que podría
brindar asistencia técnica.